El incendio de Sidonie impresiona pero no quema
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SIDONIE - SALA EL SOL - 3 de septiembre de 2009
No vamos a descubrir nada aquí de lo que es y lo que significa un inicio de gira. Nervios, incertidumbre, ganas (claro, si no … jodidos vamos), fuerza (a veces desmedida, a veces insuficiente). Claro desde el principio: El incendio es uno de los mejores discos del año. Pero para disfrutar del directo Sidonie en cuerpo y alma va a haber que esperar siete u ocho conciertos para que el repertorio ruede como es debido y las noches tardemos en olvidarlas meses.
Lo de ayer, en una sala El Sol especialmente acondicionada para la ocasión, fueron unos ensayos generales aprobados, decentes, muy correctos, quizá demasiado correctos (y no es una crítica, es algo absolutamente lógico) pero lejos del cañón habitual que son los bolos de Jesus, Marc y Axel.
Hay que tenerlos (muy) cuadrados para cantar del tirón y sin concesiones un nuevo trabajo cuando ni siquiera han tenido tiempo material para aprendérselo. Se aprecia, por descontado. El incendio fue el pistoletazo de salida de una hora escasa de concierto en el que presentaron en estricto orden las canciones del disco. Y sí. Eso, en parte, resta emoción a la noche pero suma atención y ganas de adentrarse en el nuevo universo de la banda. La sombra está a la altura del sencillo y con su espectacular juego de luces encendió al público y tardó en apagarlo cuatro canciones más. La sorpresa de la noche llegó pronto, en la tercera.
Si en el disco es la hermana de Marc (Miri) la que da el contrapunto vitalista y sesentero en Un día más en la vida, anoche invitaron al escenario a la omnipresente Zahara. Todo el mundo la quiere y la cantante volvió a demostrar que no sólo tiene un gusto exquisito, sino que sus colegas de profesión se lo reconocen. Otro tanto. Y van …
Algo nos pasará, Por ti y Viva el loco que inventó el amor fueron las siguientes. Todas eficaces piezas de pop en las que se nota que hay un trabajo de local, pero no frente al público. En "Viva el loco …" el sonido destrozó su prometedor juego de guitarras final obligando a la banda a ausentarse unos minutos del escenario para resolverlo.
Pasa en las mejores familias. El sonido en esta sala es,a veces, difícil de manejar pero retomaron rápidamente el pulso con A la vera del mar, la canción más accesible de su último disco (y no por ello, pero una de mis favoritas) y que tiene su perfecta respuesta en Al viento, que, en directo no brilla tanto como en el disco. (¡ay!, ese hammond)
Nueva York contagió de calle a todos con ese deje rockandrollero que parecían haber obviado escuchando muchas piezas de este disco. En mi garganta sigue ganando puntos como candidata a single, sobre todo viendo como todo el mundo agita su cabeza con ese ritmo tan tontorrón como difícilmente despegable.
El adiós puso punto y final (momentáneo) a la noche. Luego vino Nuestro baile del viernes y el público enloqueció.
Las 400 personas (la mayor parte prensa e invitados) terminaron satisfechas. Quizá la clave era pensar que lo que vimos sólo es una simple muestra de lo que va a ser esta gira y disfrutar, sin prejuicios, del concierto. Nosotros así nos lo tomamos. Y, la verdad, nos moló.
ENTRE EL PÚBLICO: Eva y Juan de Amaral, Rubén y Leyva de Pereza, Fortune Tellers, Días de incienso, Lucía Etxebarria, Zulaima Boeto o Zahara (aunque esta última por motivos obvios).
KIKE DEL TORO
FOTOS: RAMÓN MATÍAS
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