Dicen que el componente esencial del circo no es la espectacularidad de los acróbatas, la delicadeza de los equilibristas o las gracias de los payasos… sino algo indescriptible que muchos llaman magia. No se si fue el sentimiento generalizado de las 2.000 personas que anoche abarrotaron (por quinta noche consecutiva) el Price en Madrid, pero si se puede describir la despedida temporal de Amaral con un sustantivo (qué paradoja) sería sin duda el de magia.
Anoche todo era especial. El último concierto en España de una banda que ha toreado en casi 90 plazas, algunas a reventar, otras a medio gas; pero siempre con un denominador común: voluntad de hacer las cosas bien y calidad suficiente para convencer a cualquier escéptico de que lo que están presenciando es el gran directo de una de las mejores bandas del pop español.
Anoche no era un concierto de convencimiento para nadie. De hecho, si alguno en la sala era la primera vez que les veía, debió flipar en colores: 2 horas y 50 minutos de la tacada echan para atrás a cualquier iniciado. Pero claro, el fin de gira era por y para los seguidores acérrimos de la banda que, desde hace un lustro se cuentan por miles. No se dejaron nada en el tintero como Eva dijo nada más empezar (31 canciones)
Concorde, con una dramática interpretación vocal de Eva, abrió la noche. Ella con vestido azul y mini chaqueta negra que duraría sólo diez minutos. En sus ojos, ni una lágrima en todo el concierto, sí un brillo especial que no desapareció en ningún momento. Juan con chaleco gris y camiseta blanca. Menos gestual que otras veces, más emocionado. No se notó el peso de las cinco noches. Era la última vez y la carne ardió en el asador.
Tras Concorde, sucesión de hits: Kamikaze, suprema declaración de principios de Eva y Juan, Tarde de domingo rara, El universo sobre mí y Toda la noche en la calle. Sonido envolvente - el Price tiene una acústica envidiable (su precio justifica todas sus bondades acústicas) –. La siguiente en caer fue Deprisa, que apenas ha sonado en toda la gira y más de Gato Negro – Dragón Rojo: Perdóname (gran Coki Jiménez aquí específicamente – y en general, un gran baterista -) y La barrera del sonido, en la que Eva habló de romances perfectos de película de Voody Allen y de mañana en la parada de metro de Planetario. Un poco bohemios ellos.
Ya con el público suficientemente entregado, el dúo atacó con su triada más efectiva: Moriría por vos (homenaje al Marquee Moon, debut de Television incluido), Las puertas del infierno (vacilada a lo The Darkness mucho más creíble y espectacular en directo que en estudio) y No sé que hacer con mi vida, que gracias a su enésima reconversión (hace dos años espetaban unos versos del Higthway To Hell en mitad de la canción, ahora simplemente suben el nivel de decibelios) es una de las canciones más imperecederas de su carrera.
Cayeron varios homenajes anoche: a Días de vino y rosas, primer grupo de Juan Aguirre con Biarritz, clásico zaragozano que incluyeron en su disco (grabada del tirón) en la que Eva canta con más sentimiento y cariño que genialidad. Resurrección cerró el primer bloque eléctrico y tuvo lugar entonces la primera sorpresa de la noche.
Juan, sólo en el escenario se arrancó con Tardes y Eva, apareció por sorpresa desde la grada cantando la segunda estrofa del tema provocando la sonrisita tonta de todo el respetable.
Y dos más en acústico: Tarde para cambiar (rescatada de Pájaros en la cabeza para estos últimos conciertos) y Alerta, en clave acústica que no pierde fuerza aunque sí su carácter experimental.
Siento que te extraño es el mejor ejemplo del peso de los fans en una noche como esta: “Nos habéis pedido mucho esta canción durante esta gira y no la hemos tocado mucho… porque, he decir, que me duele un poquito cantarla”. Todo dicho. Cuadrados los tuvo para interpretarla entonces en un día en el que precisamente el frío no se siente sobre el escenario. Más momentos emotivos: Cómo hablar dedicada a Antonio Vega y su revisión de Atrás, de Nacha Pop.
Ya pasaban las dos horas de concierto. El cansancio es de cobardes soltó un tipo en los alrededores. Desde luego Eva y Juan se reservaron unos cuantos ases para el último día. Dedicó Marta, Sebas, Guille y los demás a las salas de conciertos y a los amigos que en las mismas había hecho a lo largo de los años. A La boca del lobo, Libertad 8, Café La Palma, El rincón del arte nuevo y todos los locales que les dieron la oportunidad (y la siguen dando) a los músicos underground.
Dos canciones después, Juan, atacando Es sólo una canción, aprovechó la presencia de una ministra del Partido Socialista entre el público para pedir la regulación de estas salas para “que los músicos que vienen de los alrededores y quieren que se les escuche no estén puteados”
Días de verano y Es sólo un segundo con Eva en el theremin, pusieron punto y final al primer bloque – de 26 canciones- del concierto. En los bises, De carne y hueso (con Eva al sitar y sin Octavio Vink ni Juan Aguirre sobre el escenario), Te necesito y Revolución fueron los últimos hits en sonar antes de estrenar Madrid, canción inédita reservada para la ocasión que sus seguidores agradecieron y cuyo video ya está arrasando en YouTube.
Y Sin ti no soy nada, su primer clásico y la última canción de la noche, como no podía ser de otra manera. El Price en pie y ellos emocionados sabiendo que esto no se volverá a repetir en una larga temporada. Entre el público Manuel Notario, su manager, en primera línea de grada; igual que el baterista de Cooper y muchos, muchos amigos y seguidores de la banda que no se quisieron perder un concierto que se presumía histórico.
Las últimas luces se apagaron. Se acabó la función. Que quede en recuerdo pues. Y que empiece la cuenta atrás para su vuelta a los escenarios cuando tengan algo nuevo (y bueno) que ofrecer.
KIKE DEL TORO
FOTOS: WWW.AMARAL.ES (Raúl)
Muy buena cronica Kike, poco mas que añadir.
ResponderEliminarMe alegro de que hayas elegido mis fotos para ilustrar tu cronica
Una crónica intensa. Wuaaauuu !!! Que ganas de ver a los Amaral en directo. Ojalá, algun dia se me haga el milagrito.
ResponderEliminarSaludos.
Dios... Yo siempre de pesada con "Siento que te extraño" y resulta que a Eva le duele cantarla... Me siento fatal ahora mismo, en serio... Me he puesto a escucharla prestándole toda la atención posible y me ha dado por pensar que se la dedicaba a su padre. Joder, ahora me siento mal... Jamás me empeñaré en que la cante.
ResponderEliminarBuena crónica.El concierto fue espectacular e inmejorable.
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