Luces y sombras. Y mucho contraste…
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DORIAN - Sala Heineken - 23 de octubre de 2009
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DORIAN - Sala Heineken - 23 de octubre de 2009
No deja de haber un cierto halo de ambigüedad en el universo que rodea a Dorian, una de las bandas de pop electrónico más solventes de los últimos años, propietaria de un buen puñado de reconocibles estribillos y una de las responsables en que el tipo indie más especialito y el mainstream menos acomodado se den la mano sin fruncir el ceño.
Anoche el grupo catalán presentaban en Madrid La ciudad subterránea, una bomba tan contundentemente comercial como sobresaliente, que salió según Marc, de un periodo de crisis. Eso no lo notamos anoche. Cierto que la banda tiene que rodar y rodar durante los próximos meses, pero consiguieron que el concierto fuera mucho más que unos meros ensayos generales.
1.000 personas. Ni un alfiler cabía en la Sala Heineken cuando la banda arrancó con Paraísos artificiales. La respuesta fue efusiva. Llevaban un año sin actuar en las salas de Madrid y el público lo notó. La segunda en caer fue Verte Amanecer, de inusitado y complaciente romanticismo.
Dorian es un grupo con muchas facetas y muchos contrastes, pero no todos terminan de explotarlos en directo. No ayuda un cierto estatismo de Marc a la guitarra (sola la suelta, si no patino, en la deliciosamente oscura Domingo Perfecto) ni unas capacidades vocales, que son algo limitadas. Pero de repente, alza las manos e incita al público a que caldee todo el ambiente que ellos aún no han conseguido explotar. Y de entrada, eso choca verlo.
Con todo, el concierto va de menos a más. Y el grupo, al igual que la mayoría de los textos de sus canciones, canta a un destinatario (en el disco es uno/a, aquí son casi mil) de forma explícita, mirándoles a los ojos. Sorprende que un disco de tan reciente factura como "La ciudad…" haya calado tanto entre sus seguidores para que lo coreen con la misma fuerza que su hitazo A cualquier otra parte, que, claro, suena la penúltima.
En este inspirado y caliente tramo final sobresale La mañana herida con su complejo lirismo electrónico de club, o Estudios de mercado, de atmósfera tan agobiante como esperanzadora “Voy a quemar mi vida muy lejos de aquí. Y echaré raíces en el corazón del sol...”
Y La Tormenta de Arena para acabar. Temazo que incluye el mejor estribillo (y el más sencillo) de su carrera, que, y esto es opinión personal, me la imaginaba mucho más cañón en directo. ¿Cuestión de acústica? Quizás. Pero prefiero no mojarme.
KIKE DEL TORO
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