domingo, 18 de octubre de 2009

CRÓNICA - VINODELFÍN - FOTOMATÓN BAR

Noche para el recuerdo

****1/2 / *****

VINODELFÍN - Fotomatón Bar - 17 de octubre de 2009

Complicado cuanto menos desgranar un repertorio de un grupo tan complejo como Vinodelfín, instrumental y conceptualmente hablando, en clave acústica e íntima. Seres Únicos, segundo trabajo de la banda, no sólo es un bellísimo y delicado ejericico de pop épico (odio esta palabra, pero si algún grupo en este país puede aplicarse este adjetivo sin caer en el ridículo es este quinteto - anoche terceto - ) sino también un espectacular despliegue de buen gusto y perfecta locura.

Su fórmula es fácil: canciones bonitas, aparentemente sencillas, parábolas cargadas de esperanza y espíritu positivo. De ese que no es explítico. De ese que no es cursi. Es una pena que un grupo de esta talla tenga que reducir su formación para poder hacer un acústico (suponemos, esperamos no equivocarnos, por cuestiones espaciales) y eso conllevara llevar alguna que otra base programada.



Especialistas en eso de transmitir espectaculares y; sí, coño, preciosos ambientes sonoros, anoche arrancaron con Ser y durante algo más de una hora desgranaron algunos temas de Perfecto en la locura y Seres únicos (a la venta esta semana) que ganan enteros en directo ante una audiencia escasa (70 personas más menos).

Sobre el escenario, Marcos, descalzo, vestido sobriamente de negro, con voz limpia y sólida, actitud algo histriónica en sus interpretaciones (puntazo que desconocíamos) y una sensibilidad musical de un tipo al que parece apasionarle su trabajo. Lo mismo Fluren y sus dedos, que no tocan las teclas, las acarician. Y Matías, que, cuestiones musicales aparte, flipa con la reacción del público. No es para menos. O se gastaron una pasta (gansa) en groupies o todo el mundo anoche, y recalco “todo-el-mundo” aplaudió a rabiar, coreó y se emocionó con cada uno de sus movimientos. Ayudó a que todo fuera como la seda que tuvieron un sensacional feeling con los presentes sin necesidad de caer en la autocomplaciencia ni en las bromas burdas de modélica (e infumable) estrellita de pop.

Caballo Soy, previa petición de silencio fue el verdadero pistoletazo de salida de la noche (aunque cayera la tercera). Asombra la capacidad de pasar del susurro más delicado de carácter introductorio al espectacular estribillo. Pero es que no nos podemos centrar en una única canción. Saltándome el orden: Habrá salida sonó espectacular: “hay un lugar común donde no nace el sol de la violencia”, Reconocer, Habrá salida o Mariposas con un falsete memorable “suelto mariposas de color para los ojos que se cansan de mirar” - y como ésta, decenas de frases en sus dos discos -. Y Tobogán, que Marcos presentó hablando del cansancio que se produce en las relaciones de pareja una vez pasa el tiempo. Y el resultado fue espectacular.



Vinodelfín tienen un repertorio amable, agradable de escuchar y consiguen una cosa que muy pocos grupos y solistas tienen en nuestros días: canciones que, aún siendo distintas entre sí, se complementan y forman una unidad sólida que dejan un grato recuerdo en cualquiera que se despoje de prejuicios. ¿Crecerán? Esperamos que lo justo para poder seguir disfrutándoles en las salas de conciertos. Pero calidad tienen para llegar mucho, mucho más lejos.

LO MEJOR: Todo. Absolutamente todo.

LO PEOR: No tocaron la canción favorita de la redacción estos días: Mi inspiración.

KIKE DEL TORO
FOTOS: FLICKR OFICIAL VINODELFÍN

1 comentario:

  1. Muy buen artículo. Estuve en ese conciertillo y estuvieron bastante bien. Se agradece que aún haya salas en Madrid como Fotomatón que apuesten por la música en directo.

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