miércoles, 4 de noviembre de 2009

ENTREVISTA A DAVID DE MARÍA

“En el coche llevo a Camarón y a Coldplay”



David de María ha sido uno de los pocos afortunados en llegar al número 1 antes de la llegada arrasadora de Fito a las listas de ventas. Y la noticia es que lo ha hecho muchos años después de empezar su carrera musical como solista. Ha pasado del tiempo y David no es el mismo que empezó componiendo para una lista interminable de artistas patrios (algunos siguen arrasando en la lista de ventas, otros están directamente olvidados por el foco mediático). Hemos querido saber cual es la visión sobre la música de un mainstram en toda regla. Fiel a sus principios y a su estilo, De María dice haber recibido muy poca ayuda. Sólo de su guitarra. Pero él, por encima de todos, se vale para venderse y valorarse como uno de los artistas que más fuerte ha pisado en la lista de ventas los últimos años. Todo lo que sigue es lo que nos contó. Esperamos que te llame tanto la atención como a nosotros.

Háblame en líneas generales de este disco.

En el remanso de mi paz y de mis encuentros he tenido tiempo suficiente después de hacer balance de mi carrera con el último grandes éxitos. Han sido dos años para componer el que creo que es el mejor disco de mi carrera. El título incita a ser capaz de parar tu propio tiempo, invita a la reflexión, al optimismo, a no precipitarse, al diálogo, a la comunicación entre las personas que se está perdiendo con tanto Facebook, Messeanger demás parafernalia tecnológica. .

¿Necesitabas hacer balance después de dos o tres discos de éxito y sus consiguientes giras?

Sí, parar y ver qué puedo seguir contando, todo lo que me gustaría devolverles a los que me han seguido y a los que se han identificado con mi música. A los que no les ha dado corte decir “Me mola David de María y en directo mucho más”. También a los excépticos decir: “sigo estando aquí, sigo haciendo buenas canciones y buenos conciertos”. Soy un músico vocacional que se ha ganado su puesto gracias a su curro y su esfuerzo. Me han regalado muy poquitas cosas. La única que me regala cosas es mi guitarra.

Es un disco bastante optimista, algo extraño viendo el momento generalizado en el que nos encontramos...

Tenemos una crisis brutal encima de la chepa y en lo que puedo ayudar yo es a que no entremos también en una crisis de sensibilidad. Que la parte económica no nos lleve a perder valores y principios. Hay que tener presente las emociones, que se te ponga la piel de gallina o te salten las lágrimas cuando llevas tiempo sin ver a tu madre porque estás fuera. Ante este momento, ésta es mi apuesta a todos los niveles.

Has pasado por unos cuantos discos. Después de estar unos cuantos años en la industria musical y en el nivel en el que has jugado... ¿Con qué te quedas?

El directo, que es el principal motivo por el que la música me sigue moviendo a mí. Me quedo con subirme a un escenario cada noche y sentir esos nervios.

¿Te sigues poniendo nervioso?
Sí, sí, sí... Cada directo es nuevo. Soy de los músicos que más toca y me dejo la piel y la garganta. El nervio siempre tiene que estar. El día que lo pierda es que ya no me motiva todo esto. Me quedo con haber entrado en la vida de mucha gente sin saberlo. Cuando estás firmando discos, o de promoción es cuando te das cuenta de este tipo de cosas. Es bonito saber que un mensaje tan personal anima a una generación de gente que no se deja llevar por otras cosas.


¿Y eso no te asusta? Que haya tanta gente se identifique con una letra tuya...

Cada persona nace con una serie de dones, que se siguen enriqueciendo. Lo difícil no es llegar, sino mantenerse. Si no hubiera identificación conmigo, no existiría el arte. Me asusta lo mediático. Soy un músico para escuchar de noche, o en el coche y enterarte de que voy a tocar en un teatro de tu ciudad. Lo que se van a encontrar cuando me vean en directo es transparencia, no más parafernalia. ¿Asustarme? Cambio el susto por saber que despierto sensaciones.

¿Qué formación vas a llevar en directo en esta gira de teatros y salas que empiezas ahora?

Una formación base de guitarras, bajo y batería. Tal y como se ha grabado el disco. Este año no hemos ido a Abbey Road como fuimos con el anterior y el sonido es mucho más parecido al del directo.

¿El concepto del concierto cambiará de cara a la gira de verano?

Claro. En esta gira mi objetivo es centrar el repertorio en Relojes de arena. Sin olvidar canciones que ya forman parte del oído popular como Cada vez que estoy sin tí, Pétalos marchitos, Barcos de Papel o Precisamente ahora.

¿Hay alguna ciudad en la que te sientas especialmente cómodo?

Cada público es un mundo y cada escenario es distinto. Me siento muy bien en Madrid, Cataluña, el Levante, Andalucía y Castilla La Mancha. Estas comunidades enmarcan la mayoría de los conciertos de mis giras. El único concierto que he hecho este verano ha sido en Jerez. Y hasta en mi propia tierra me he sentido bien, que es lo más difícil. El sur es muy purista porque ahí están todas las raíces del flamenco.

¿De verdad crees que es más difícil sonar y gustar en tu propia tierra?

Me siento valorado, respetado y querido. Y eso me lo he ganado a pulso. Con muchas vueltas dadas. Cuanto llevas mucho tiempo al que no tiene cosas que contar y está en el mundo de la música por otras cosas se les ve el plumero.

Este nº1 en ventas con "Relojes de arena" será especialmente importante para tí.

Inesperadamente importante. Mi prioridad no es ser número 1. Tampoco ser excesivamente conocido y que la prensa se empiece a interesar por cosas ajenas a lo que David de María vende, que son canciones. Que un andaluz llegue al número 1 la misma semana que todos los discos de los Beatles será una anécdota inovlidable.

¿Qué queda a tu edad del chico que con 17 años versionaba a Radio Futura?

(Risas) En esos momentos me volví músico vocacional. Lo mío no ha sido una moda pasajera. Queda el niño que jugaba a ser adulto y ahora, al cabo de unos cuantos años, un adulto que intenta no perder de vista al niño.



Lo dicen muchos artistas. Desde Bunbury a Rosana. Preservar la inocencia es uno de los temas más recurrentes del mundo del pop y del rock.

Es que en la música te metes por el puro romanticismo de hacer canciones y tocarlas en directo. El problema es cuando te vuelves demasiado resabiado o pierdes la inocencia de saber que este mundo se mueve por algunos derroteros que preferirías no haber conocido nunca...

Hay una frase que me ha llamado la atención: “Escuchar este disco es la terapia perfecta para las parejas que se encuentran en el límite entre separarse y no separarse".

Quizá lo he compuesto en un proceso así. He tenido encuentros y desencuentros. La música puede ser una gran medicina para los sentidos. Las canciones pueden ser puentes de comunicación perfectos entre lo que quieres contar, cómo lo quieres contar y a quién. Si a mí la música me sirve para solucionar mis problemas personales, lo que pretendo es que ayude a otro.

De las canciones que tienes editadas a día de hoy ¿cuál es la mejor … y la peor?

La mejor aún no la he hecho. La peor es la que ha sonado desafinada en un directo y hay que echarle la bronca a los músicos porque no le han puesto el alma. Todas las canciones tienen su importancia en el momento que las grabas, las produces, las editas y las tocas en directo. Está claro que con 20 años no escribes de la misma forma que cuando tienes 33. Desde el 96 hasta la actualidad hay una evolución sonora, de madurez en las letras, pero también una apuesta clara por mantener los vínculos con el pop nacional y el sonido de mi tierra, que llevo implícito en mi personalidad y en mi acento. No te puedo decir ni una ni otra.

¿Cómo surge ese dúo con India Martínez en uno de los temas de tu disco?

Somos amigos desde hace mucho tiempo. India es una de las voces por las que va a pasar el futuro del flamenco. De hecho está nominada a los Grammy Latino por su tesitura vocal. Dará mucho que hablar, a pesar de que a los genios en este país se les de la espalda. Parece que ahora hay que basarse en un estilo yankee o anglo para entrar en el perfil que determinadas revistas se encargan de publicar y difundir. Estoy en contra de ésto.

Es difícil entrar en el mundo del flamenco. Y si no entrar, sí ser respetado...

Tengo mucha suerte de ser amigo de Enrique Morente, Estrella, los Carmona, los Habichuela, José Mercé o Diego Carrasco. Todos me quieren mucho porque nunca he maltratado el arte del flamenco. Lo he respetado siguiendo mi propia esencia. Desde pequeño escuché mucho a Beatles, Rolling, Queen o Police. El flamenco lo llevo en mí por mi sangre, no por mis influencias. En mi coche llevo a Camarón y a Coldplay.



¿Han cambiado tus influencias en estos años?

Qué va. Las he potenciado. De música española hay pocas cosas que me emocionen y enriquezcan como persona. Quitando a Rojas, Pedro Javier Hermosilla y alguno más... El pop juvenil es un poco precáreo.

Tienes una visión un poco pesimista del mundo de la música actual.

Diría realista, pero luchadora y optimista. Desgraciadamente el panorama en el que vivimos te hace ser duro. No voy de divo al que todo le parece fantástico. Hay una realidad: la del curro diario. Hay que diferenciar entre persona y personaje. El pesimismo te lo da la propia realidad del día a día. Estamos en una crisis que está en coma y en la que no hay vías de solución repentina. La única forma que veo de solucionar el problema musical es hacer mejores producciones, mejores canciones y mejores conciertos con peores condiciones. Hay menos pasta para producir el disco y para pagar a tus músicos en gira. Ante esa falta de apuesta por parte de las multinacionales, uno intenta hacer el doble de curro.

Háblame del concierto del Circo Price en Madrid.

Es una cita importante, mi segunda ciudad. Llevo ocho años empadronado en la capital y vivo a caballo entre Madrid y Cádiz. Tocar en Madrid siempre es especial. También la noche del Palau de la Música en Barcelona será mágica. O Bilbao, Málaga, Zaragoza o Valencia. La venta de entradas va a muy buen ritmo y esperamos reventar la taquilla.

KIKE DEL TORO
FOTOS: WEB OFICIAL DE DAVID DE MARÍA

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