CRÓNICA

500 personas abarrotaron la sala Moby Dick en la presentación oficial de su segundo trabajo

Pop estimable de consumo rápido

Jaula de Grillos – Sala Moby Dick (1 de julio de 2009)

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El calor abrasador de la Moby Dick fue, por momentos, casi más protagónico que la actuación de los madrileños la noche de ayer. Vestidos sin una estética excesivamente definida siguiendo la supuesta “generación flequillo” (o así la han hecho llamar aunque ninguno de ellos lo lleve) se presentaron Jaula de Grillos ante las 500 personas que abarrotaron el local en el que dieron el pistoletazo de salida a los directos de “Polos Opuestos”.

Están en el mismo saco que El canto del loco, Pignoise o Melocos. Tienen, en lineas generales, algo más de nivel que todos ellos, pero les falta la legión de seguidores de los primeros, el gancho mediático de los segundos y el factor suerte de los terceros.



El problema es que una vez visto el concierto resultan absolutamente olvidables. Y en una escena musical con superávit de bandas masculinas con target adolescente, se puede destacar por algún factor extramusical (coherente) o condenarse al olvido.

Desgraciadamente no tienen el suficiente carisma como banda como para perdurar en el recuerdo más allá de la noche de ayer, pero sí poseen una sencillez y una capacidad de no ir de sobrados que se agradece. Les honra versionar a Piratas, en su éxito más generacional (Años 80) o sonar como una banda compacta y solvente gracias al decente sonido de la sala.



Precisamente la acústica apoyó una colección de canciones sencillitas, sin mucha miga, de pop comercial con algún que otro single radiable. Lo más puntero es esa vacilada bailable llamada 2003 que, por hortera y arriesgada, se lleva la palma como lo mejor de su recién salido del horno Polos Opuestos. Un error no elegirla como single.

ENTRE EL PÚBLICO: Los Pignoise o Melocos vieron el concierto desde las últimas filas

LO PEOR: El calor, asfixiante por momentos.

KIKE DEL TORO